Cómo hacer un plan de viabilidad

El plan de viabilidad es la herramienta principal que debe manejar todo emprendedor a la hora de desarrollar un proyecto. Pero además, es un documento imprescindible para la vida del proyecto emprendedor, ya que será necesario, por ejemplo, para optar a subvenciones o solicitar financiación o garantías. En esta entrada vamos a tratar de dar unas pautas generales de qué es un plan de viabilidad y os daremos unos tips para confeccionarlo de la mejor manera. 

¿Qué es un plan de viabilidad?

El plan de viabilidad es una herramienta imprescindible para poder planificar de forma exitosa el proyecto emprendedor. Se trata de un documento en el que se recogen diferentes aspectos del proyecto desde una perspectiva de planificación y análisis, que servirá tanto para uno mismo como para terceros (Organismos administrativos, entidades financieras, inversores…).

Así, se plasmarán todos los puntos clave del proyecto, desde la idea como todos aquellos hitos relacionados con la puesta en marcha y el futuro. 

Aunque no existe un modelo estándar u oficial de Plan de Viabilidad, la mayoría de ellos tratan los mismos apartados, que pueden resumirse en los siguientes:

  1. Presentación del proyecto y del equipo emprendedor
  2. Plan de márketing
  3. Plan de operaciones
  4. Plan de recursos humanos
  5. Plan de inversiones
  6. Plan económico – financiero
  7. Estructura de la empresa
  8. Calendario de ejecución

La función principal de este documento es organizar las actuaciones y recursos que se disponen, así como identificar las necesidades que van a ser necesarias. Asimismo, se trata de cuantificar esos recursos y poder realizar un estudio sobre la viabilidad del proyecto en sí mismo.  

Con el plan de viabilidad podremos igualmente comparar escenarios, hacer previsiones y simulaciones de distintos escenarios que pueden plantearse a lo largo del desarrollo del proyecto emprendedor. 

Y por último, tiene como función la de presentación estructurada de la idea emprendedora, pues se recoge en un mismo documento todo lo necesario tanto para exponer el proyecto, como para informar del desarrollo a futuro y metas que pretenden lograrse con el mismo, dando datos objetivos que nos servirán tanto para lograr financiación, como socios, colaboradores o ayudas.

Presentación del proyecto y equipo emprendedor

En este apartado se identificarán diferentes aspectos del proyecto como la actividad que se va a desarrollar, cuál será el CNAE, el tipo de empresa que se va a constituir o su ubicación. 

Deberá incluirse una descripción de la idea en cuestión, ¿cuál es el proyecto? ¿qué producto o servicio se va a desarrollar? Puede ser interesante analizar cómo surgió esa idea. 

Y por último, es habitual que se dedique un breve apartado a la presentación del equipo emprendedor.

Plan de marketing

Dentro del plan de marketing realizaremos un estudio más a fondo del producto o servicio al que se refiere la idea emprendedora. En este sentido, deberemos realizar una delimitación previa del negocio, incluyendo de forma más exhaustiva una descripción del producto o servicio, así como la delimitación del mercado al que se dirige (mercado objetivo, geográfico, técnico…). 

Es importante en este punto realizar lo que se denomina como estudio de mercado. Conocer cuál es la demanda nos ayudará a identificar las necesidades, y en qué medida nuestro producto o servicio viene a cubrir esa demanda. Así, identificaremos a los clientes potenciales, a quienes va dirigido nuestro producto o servicio, y cuál es nuestra competencia actual. También es habitual realizar un análisis DAFO (del que hablaremos con más detalle en posteriores post).

Entrando en materia de planificación de marketing, deberemos exponer cual será precio de nuestro servicio o producto, cómo será su distribución, y lo que es igual de importante, la promoción del mismo. 

Para finalizar, deberemos recoger un presupuesto que cubra estos apartados.

Plan de operaciones

El apartado de plan de operaciones recogerá todos aquellos procesos que requiera el desarrollo del negocio: procesos productivos, de distribución, de desarrollo. Todo dependerá del producto o servicio que se vaya a desarrollar. 

Por ejemplo, si nuestro negocio se tratara de la fabricación de cosmética natural, dentro del plan de operaciones deberemos indicar, por ejemplo, cuál será el proceso productivo: entrega de materias primas, fases de la producción, empaquetado… Si por el contrario tu proyecto se basa en la prestación de un servicio (por ejemplo, una consultoría) no habrá un proceso productivo.

Todas esas fases las trasladaremos posteriormente a lo que se denomina flujo operacional, lo que nos ayudará a realizar un esquema integrado de todas las operaciones y fases que deberemos llevar a cabo en el desarrollo.

Plan de recursos humanos

Otro de los puntos claves en el plan de viabilidad es la planificación de los recursos humanos que serán necesarios para llevar a cabo la idea emprendedora. 

En este apartado deberemos incluir cuál será la organización funcional, la estructura, el plan de contratación, si está previsto externalizar alguna de las funciones, la política salarial. 

Aunque en los momentos iniciales del proyecto pueda parecer impensable la planificación de las necesidades de recursos humanos, es sumamente importante pues identificaremos todas las funciones y roles que serán necesarios a lo largo del proyecto y veremos de forma clara qué necesidades tenemos en nuestras manos. El asumir uno mismo más de lo que materialmente o técnicamente estamos preparados, no sólo no aportará beneficio alguno al proyecto sino que puede llegar incluso a frustarlo. 

Plan de inversiones

Uno de los puntos claves del proyecto es analizar la necesidad de inversión que va a requerir. De esta forma podrá realizarse un presupuesto realista de todos los elementos que se necesitarán para finalizar con éxito la idea emprendedora. 

Así, el plan de inversiones requerirá de un desarrollo pormenorizado de todos aquellos aspectos de inversión, como por ejemplo, el inmovilizado intangible (derechos de propiedad industrial e intelectual, aplicaciones informáticas, concesiones administrativas…) y el inmovilizado material (inmuebles, maquinaria, mobiliario…). 

De cada uno de los elementos que identifiquemos deberemos aportar un presupuesto conforme a nuestras necesidades, para finalmente lograr un plan de inversiones. 

Recuerda que la planificación de estos costes se debe plantear en diferentes años, ya que así, podremos realizar un análisis más completo y de evolución. Por norma general, las necesidades de inversión suelen ser mayores en el primer año del proyecto que en los sucesivos.

Plan económico-financiero

Este apartado recoge las previsiones de ventas y de gastos, incluyendo aquellos que correspondan a proveedores o servicios de terceros, como por ejemplo, los arrendamientos, la publicidad o los suministros. 

Dedicaremos otro apartado a los costes de personal, que irá ligado al apartado que habremos desarrollado relativo a los recursos humanos.

También debemos analizar con qué recursos contamos, es decir, qué cantidad aportaremos de nuestro bolsillo, y cuál es nuestra necesidad de financiación externa. 

Una vez establecido lo anterior, pasaremos a exponer una previsión del resultado del proyecto en lo que a rendimiento económico se refiere. Es decir, deberemos plasmar una previsión de cuál será el resultado del ejercicio en diferentes años del proyecto. Que no te de miedo reflejar pérdidas el primer año: la inmensa mayoría de proyectos dan resultados negativos en los primeros años de vida y plasmarlo de forma real te permitirá conocer esa posibilidad y no decaer en tu emprendimiento. 

Y por último, la mayoría de planes económicos dedican un apartado específico al análisis económico y a los ratios económico – financieros, como pueden ser el análisis del cash flow, el apalancamiento financiero, umbral de rentabilidad. Entre los ratios más destacados encontramos el ratio de liquidez (que trata de estudiar la capacidad de los bienes para convertirse en dinero en un plazo corto de tiempo).

Estructura legal de la empresa

En este punto se incluye la forma jurídica por la que optaremos para poner en marcha el negocio: de forma individual como trabajador por cuenta propia, como sociedad mercantil, o cualquier otra fórmula contemplada para desarrollar la actividad que suponga nuestra idea emprendedora. 

Suele ser recomendable dar un breve razonamiento de por qué de nuestra elección y planear cuáles serán nuestras obligaciones y formalidades para constituir la misma. 

Calendario de ejecución

Y por último, el punto clave: cómo vamos a llevar a cabo todas las actuaciones que hemos desarrollado en los apartados anteriores. 

Deberemos planificar de forma ordenada el calendario en el que vamos a ir ejecutando todos los puntos para poner en marcha nuestro negocio. Se realista: el dar unos plazos extremadamente cortos no ayuda pues puede suponer la asunción de riesgos innecesarios o  de obligaciones inesperadas. Cuenta también con que siempre existirán contratiempos e imprevistos que pueden afectar al calendario pautado. No te alarmes, deja un margen para estos aspectos y continúa. Ahora bien, se constante y trata de cumplir con el programa que hayas establecido en la medida de lo posible. Y lo más importante, toma el control de todas aquellas tareas que no dependan de ti: si colaboras con un proveedor para la entrega de una materia prima, estate encima y no dejes que dilate los tiempos acordados.

Recuerda que estos son unas pinceladas generales de qué debe contener un Plan de Viabilidad pero cada proyecto deberá hacer el suyo propio según sus características y necesidades. Si estás interesado en ampliar la información o quieres que confecciones un Plan de Viabilidad a medida, cuenta con EmprendApp para ayudarte. Contáctanos sin compromiso.